Poesía
|
Me decías sicalíptica, porque incitaba a los malos pensamientos e invitaba a las grandes pasiones. Me
decías sicalíptica, porque te provocaba, y al provocarte
te desafiaba. Me
decías sicalíptica, porque me deseabas y al desearme te
excitabas. Me
decías sicalíptica, porque tentaba tu voluntad, tu capricho
y tu mente. Y
siempre reiterabas, eres sicalíptica, porque me amabas y al amarme
te apasionabas. Mo Schultz |